Het bedrijf van Castellani werd aan het einde van de 19e eeuw in Montecalvoli opgericht toen Alfred, een al lang...
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Chateau Minuty
HENRIETTE ARCELIN
Para esta temporada, Henriette Arcelin, ilustradora y ceramista francesa que vive en Lisboa desde hace 10 años, ha dado vida a una creativa interpretación monocromática de la cuvée Minuty M.
Una nueva edición limitada de color amarillo brillante, en homenaje al sol provenzal, que da vida a las uvas y los vinos de Minuty.
EN LA PENÍNSULA DE SAINT-TROPEZ
Situado entre tierra y mar en el corazón de Provenza, Château Minuty es la finca vinícola de la familia Matton-Farnet desde hace más de 85 años y desde 1955 es una finca clasificada de las Costas de Provenza.
El viñedo de Château Minuty está muy bien situado en las colinas de los pueblos de Gassin y Ramatuelle, con vistas al golfo de Saint-Tropez. Se beneficia de un clima marítimo templado y da protagonismo a las variedades de uva del sur.
VINOS DE FINCA
Para un vino de finca, todo empieza en el viñedo, en un entorno protegido. Las viñas del Château se cultivan de forma sostenible, sin herbicidas ni pesticidas, como parte de un proceso de mejora continua para reducir el impacto de las actividades en el medio ambiente.
Château Minuty es una de las últimas fincas de Côtes de Provence donde las uvas se cosechan íntegramente a mano para garantizar su perfecta integridad. Jean-Etienne y François Matton, profundamente apegados a su país, están al frente de la operación y han heredado sus conocimientos y su experiencia de su familia.
Hay una gran sensación de tranquilidad en el lugar donde la vista se extiende a 360°. La riqueza de los suelos arenosos y arcillosos con tonos ocres ha permitido la creación de un viñedo AOC Côtes de Provence de 40 hectáreas, directamente adyacente al viñedo más antiguo de la familia, Chateauneuf.
Al llegar a Verez, aparecen a la vista todos los elementos emblemáticos de Provenza: terrazas, olivos, bastidas. Llama la atención el predominio de los colores verdes y ocres.
Como un joyero, la naturaleza nos envuelve y nos protege de las horas más calurosas del verano. Los atardeceres incendian el paisaje y le dan un aspecto salvaje. Al abrigo de las luces de la ciudad, las noches estrelladas nos transportan a los recuerdos de nuestra infancia.